Novedosa la discrepancia que por la sede del poder Legislativo mantienen una recalcitrante asambleísta centralista nacida bajo las entrañas de los llamados “forajidos” - de esos que hicieron alarde de revivir la hoguera bárbara que encendió El Ejido - y un radical defensor de una distribución equitativa del presupuesto estatal a las provincias, hecho que se da en un escenario provincial donde la comunidad manabita se mantiene indiferente al mismo.