Imaginemos que en Ecuador no existieran las gaseosas o productos químicos que a base de agua refrescan nuestras gargantas de la sed y acompañan en nuestras comidas, pero que a su vez contienen una cantidad de químicos que con el tiempo deterioran el funcionamiento de nuestros organismos. Ahora yo les pregunto: ¿qué piensan Uds. qué tomaríamos para calmar nuestra sed, si no existieran estos productos? Pues bien, a muchas personas que les he preguntado lo mismo, han respondido que tomaríamos jugos; es decir, en los campos se producirían frutas, y éstas, a su vez, se procesarían para distribuir en restaurantes y lugares de diversión. Esto significa producción en los campos y mejoramiento económico en los que producen estos alimentos (los agricultores); y muchas personas se encontrarían con la novedad de probar frutas que jamás en su vida han probado. Pero esto en realidad no es así, ya que consumimos alimentos que no contienen nada de saludable. Sólo tomemos en cuenta que al momento de solicitar un producto no lo llamamos por su nombre comercial, sino que lo solicitaríamos por sus ingredientes; con las gaseosas pediríamos agua, azúcar, colorante, saborizantes y gas; pero si solicitáramos un refresco de frutas pediríamos vitaminas, minerales etc. Así nos daríamos cuenta qué productos nos harían daño y cuáles mejoran nuestra salud. Pero el fin de mi mensaje es concienciar a las personas para que consuman productos orgánicos. A los nutricionistas, procesadores de frutas y organismos gubernamentales como el programa Aliméntate Ecuador, para que ayuden a difundir este mensaje, ya que, si por mi fuera, echaría a aquellas empresas que nos venden comida chatarra y no dejan desarrollar los campos de mi Ecuador. Pero, a conciencia, lo más justo es tener una competencia en la que el consumidor decida o elija entre frutas o gaseosas, más no se vea obligado a consumir sólo productos saborizados, por más baratos que sean estos.