Según la organización el biodiésel o diester que se produce en Francia a base de colza o girasol no contribuye a los altos precios internacionales de los alimentos y menos aún al hambre en los países más pobres. La interprofesional recuerda que el principal factor de los altos precios es el aumento del nivel de vida en China e India, que suponen 1/3 de la población mundial y que han aumentado un 7-8% anual su consumo de granos en los últimos diez años. Asimismo, el aumento de precio del petróleo y la aparición en los mercados de materias primas agrícolas de la especulación financiera son otros dos factores principales en el alto precio de los alimentos. El desarrollo del sector del biodiésel europeo tiene una influencia totalmente marginal en comparación con los anteriores. Además de la producción de biodiésel se obtiene como subproducto la torta de uso alimentario, que palia en cierta medida el gran déficit de la UE en proteínas vegetales. Parece que las críticas no son gratuitas y responde más a otros intereses menos humanitarios.