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Erwin Valdiviezo S.
Enemigos entre nosotros

Efectivamente, quienes creen que Manabí no merece mejores cosas, y que no es ni de pensar que aspiremos a tener la sede del Congreso o Asamblea Legislativa, están muy cerca nuestro, concretamente en Montecristi, donde han sentido “escozor” por las firmas recogidas para la autonomía y cambio de la sede de algunas funciones del Estado.

Martes 13 Mayo 2008 | 21:33

Y es que algunos de los llamados “forajidos”, envalentonados porque en dos o tres ocasiones, “chinchoneados” por una lunático radiodifusor y auspiciados por los tradicionales sectores conservadores y centralistas de la Sierra mandaron a sus casas a los Presidentes de turno, ahora creen que tienen poder suficiente y que su voluntad es la que debe prevalecer, incluso frente a la necesidad histórica de hacer de este Ecuador un país diferente. No hay que perderlos de vista; y es más, estos enemigos de Manabí deben notar y sentir la presión popular para que entiendan que el país no es solamente Quito, Guayaquil o Cuenca, y particularmente la primer ciudad, desde donde provienen gente como los asambleístas Romo y Velasco, quienes a pretexto de evitar “la desunión nacional” sostienen que todas las funciones del Estado deben permanecer intocables en la capital, porque saben que con unos cuantos miles de personas (que no son el país) pueden meter “presión y susto” para lograr sus propósitos políticos, administrativos y económicos. Los tenemos entre nosotros y basta ver la lista que tienen los asambleístas de Manabí para saber quiénes están a favor y en contra de nuestras aspiraciones; pero como estos pocos manejan mucho poder y decisiones, hay que hacerles sentir que la hiriente frase de “arrastrarlos como a Alfaro” bien se les puede revertir, y en nuestra tierra ahora sí mencionar, y ojalá se pudiera practicar la frase de arrastrarlos como hicieron con Alfaro, para que sientan que no pueden ofender a una región y luego venir a imponer condiciones u oponerse a aspiraciones. Hace días leí con detalle al matemático Illingworth cuando hacía referencia a los objetivos de Manabí y a la pelea contra el centralismo; y a pesar que creo que a veces anda un poco “zumbado”, coincido con él en la necesidad de hacer las cosas diferentes en materia de manejo del Estado, siempre y cuando no es que esté pensando que sólo Guayaquil (que también concentra) debe ser la alternativa. Queda muy poco tiempo para que la Asamblea Constituyente genere los resultados que esperamos los de “la periferia” (como nos llaman los centralistas), y ese es también el tiempo que tenemos para hacerles entender a nuestros enemigos que no vamos a permitir que las cosas sigan como están, y que tenemos legítimo derecho a tener, por ejemplo, el Congreso entre nosotros. Y que si nos falta algo lo completaremos para que no hayan pretextos; pero, eso sí, si Ud. se encuentra con alguno de nuestros enemigos, recuérdele que no nos dejaremos ver la cara y que ya es hora que practiquen la frase “el Ecuador es de todos”.
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