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Childerico Cevallos
El peso de la costumbre

La educación vial tiene una resistencia tremenda en el país, y si bien es mejor y mucho más difundida en las ciudades de mayor desarrollo, en otras apenas significa una frase de la que se hace caso omiso en la práctica, aunque los responsables de su difusión se desvelen por hacerlo.

Domingo 11 Mayo 2008 | 21:33

Un anterior artículo sobre este tema generó una pregunta sobre si los ecuatorianos somos desobedientes y reacios a cumplir con las leyes de tránsito por costumbre o por falta de educación, inclinándome por lo primero, que no necesariamente es resultado de lo segundo. ¿Por qué? Mucha educación puede Ud. haber recibido de los mejores profesores en los mejores centros de enseñanza, pero si sus costumbres no varían porque el entorno en el que se desenvuelve se las impone, como que impera aquello de que “a donde fueres haz lo que vieres”. Un ejemplo: Becados por la Agencia Interamericana para el Desarrollo (AID) varios periodistas ecuatorianos fuimos invitados a seguir el mecanismo usado en los Estados Unidos para una elección presidencial. La ciudad de Boston, en el estado de Massachussets, fue la base de las observaciones. Durante el recorrido por la ciudad, todos guardaron en sus bolsillos el envoltorio de los dulces que nos brindaron los anfitriones. Coincidencialmente, para comparación oportuna, el día anterior, en similar acto en Quito, las calles fueron depositarios de aquellos papeles. Gente inteligente, estudiada, universitaria, ¿ausente de educación? Si nuestros hijos, a quienes se les inculca no ensuciar la ciudad, observan que su padre arroja a la calle por la ventanilla del vehículo la cajetilla vacía de cigarrillos, la funda del helado o la caja de chicle; o que se cruza el semáforo en rojo, se parquea sobre la acera o invade carril contrario a pesar de la señal que lo prohíbe, ¿qué comportamiento esperaremos de él? La costumbre se ha impuesto a la educación. Pero podemos revertir la ecuación. Hacer de la costumbre una buena educación. Y esto traigo a colación a propósito de las últimas medidas que la Jefatura de Tránsito ha tomado para el ordenamiento de la circulación vehicular en Portoviejo, prohibiendo el giro de vehículos a la izquierda en determinadas calles céntricas con gran congestionamiento. Doblar a la izquierda donde hay semáforos es una prohibición internacional, excepto donde las señales reguladas – físicas o electrónicas –lo permitan; por tanto si algún conductor dice desconocer, simplemente pagó por lograr su licencia. El problema surge por la costumbre, que se hizo ley. Ahora, dar vuelta a la manzana, como se está obligando, es un fastidio, sin meditar que, algunas veces, hemos demorado más esperando que los carros que vienen en sentido contrario pasen para nosotros hacer el giro. Claro que hay excepciones, en las que deben converger el entendimiento para que impere lo que más conviene, primero a la seguridad y luego a la comodidad. "Cuestión de cultura y de buena educación"
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