El motivo es bien sencillo: la ATP ha condensado este año la temporada de tierra- superficie en la que el mallorquín es el rey indiscutible- exprimiendo el calendario al máximo: Montecarlo, Barcelona, Roma y Hamburgo -sin ninguna semana de descanso- y quince días después, Roland Garros. "Es totalmente imposible mantener las cuatros semanas un nivel alto. Los que han hecho este calendario se lo deberían replantear. Es a ellos a quienes hay que darles las gracias por esto", ha manifestado. Rafa Nadal recordó que otras temporadas ha tenido que renunciar a jugar en Hamburgo porque ya no podía aguantar más, "y eso que antes había dos semanas de descanso entre Roma y Barcelona, imagínate ahora", ha apuntado el mallorquín, que este año probablemente tampoco dispute al Master Series alemán. En el caso del número dos mundial, los rigores del calendario se agravan especialmente en la gira europea de tierra, porque Rafa es un fijo en las rondas finales (los tres últimos años ha encadenado los títulos de Montecarlo, Barcelona, Roma y el Grand Slam). Nadal, como muchos otros jugadores, se siente exprimido por los que manejan los destinos del circuito profesional. "Estoy cansado de quejarme, pero es lo único que me queda. Es cierto que he recibido algún e-mail de los de arriba (como respuesta a sus quejas), pero qué te voy a contar, como siempre, acaban haciendo lo que les da la gana". Por último, Rafa Nadal ha dado un consejo a los organizadores de los torneos. "Cuando falle algún jugador, en Roma, Barcelona o Hamburgo, que no nos echen la culpa a nosotros. Que llamen a la ATP y les den las gracias".