En ese año el 19% de la población era analfabeto. Un censo fue el primer paso antes de dar paso a la capacitación del equipo técnico y los 217 facilitadores que enseñarían el alfabeto a personas de 15 a 90 años. Esto se complementó con el convenio entre el concejo y el Programa Mundial de alimentos para dar raciones alimenticias, especialmente a las mujeres, que completaran más del 80% de asistencia a clases de alfabetización, como un aporte a la economía familiar e incentivo de su esfuerzo. El alcalde Fernando Cedeño destacó el apoyo del asesor pedagógico cubano Juan Antonio Infante, de Egda Macías de García, técnica del departamento de Desarrollo Humano y César Borrero, técnico del proyecto, que organizan a los facilitadores en cada parroquia, sitio y comunidad. César Borrero indicó que lo aplicado es una metodología cubana, que consiste en una técnica de combinar números con letras, (según el orden alfabético, va la numeración). También la utilización de medios audiovisuales (televisor, VHS) en las cuales eran proyectadas las clases impartidas y a las que después cada facilitador reforzaba con trabajos a cada uno de los participantes, en dos horas de lunes a viernes, durante 3 meses.