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Juan José Illingworth
Manabí manda más

Manabí ha mandado su mandato. En su mandato destaca la Autonomía de los gobiernos locales y la sede legislativa para Montecristi. Ya otras ciudades habían mandado sus consignas, ahora Manabí manda más.

Jueves 24 Abril 2008 | 22:21

Para comenzar, mandan más alcaldes, ahora son 21 que juntos representan el 81% de Manabí y 8% del país. Con esto se manda más la Autonomía para ver si escuchan los de ciudad Alfaro y para que los que gobiernan desde la ciudad en donde mataron a Alfaro ya no sean los manda máses de los ecuatorianos. Desde esta columna venimos planteando que Montecristi pase a ser la Capital Legislativa del Ecuador. Como guayaquileño estaré feliz de saber que el Congreso tenga su sede en la costa, mi región. En provincias hemos soportado un mal que dura más de 100 años y que se llama centralismo. Estamos hartos de ver cómo la capital ha venido concentrando tanto poder y recursos públicos de todos, basta visitarla y ver esas toneladas de cemento en megaproyectos modernos o de restauración, para saber que todo eso se ha construido con billete y petróleo nuestro. ¡Qué otra actividad hacen en Quito que no sea lucrar del estado y vivir a costillas de lo que las provincias producen en el sector real de la economía!. Claro, y de tanto mandar más, mandan menos becas a provincias, mandan menos recursos, menos libertad para que las provincias se desarrollen equitativamente. Por ejemplo Guayaquil, que en su momento fue la “Capital Económica” del Ecuador, se ha convertido en “La ciudad con más pobres del país”. ¿Porqué?, porque no es sustentable un progreso que paga impuestos y no recibe a cambio ni la infraestructura básica para producir, ni servicios básicos de educación y salud para sus habitantes. Resultado: Guayaquil colapsó, su flujo de caja no dio más para seguir realizando este “doble pago” (impuestos más cobertura privada de servicios públicos). Manabí y las provincias mandan a que ese país centralista cambie. A Acosta lo escuchamos decir que la Autonomía de Manabí es solidaria y no mezquina como la de otros, ya veremos si apoya que el 50% de los recursos lo manejen en forma autónoma los gobiernos locales, o si votará porque prevalezca la mezquindad de la cuenta única. Hay muchos que se oponen al cambio: los burócratas capitalinos, sus asesores en Montecristi, los militares que han sido el mayor sustento histórico del centralismo quiteño, las empresas privadas que viven de ventas estatales, las que se adueñaron del petróleo. Si se acepta el mandato de cambiar al país, algunos de ellos tendrían que mandarse a cambiar de país. Si Manabí y las provincias realmente pasaran a mandar más en la vida nacional, así como en la política y gestión pública local, es algo que sabremos en poco tiempo. Cómo quisiéramos poder decirle al centralismo: “se les acabó la fiesta!”, para usar la frase de Presidente Correa, las fiestas de las “momias cocteleras” y de la burocracia que él no ha podido doblegar. "Hay muchos que se oponen al cambio"
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