La señora narró que ese día salía de un banco después de hacer efectivo un cheque por esa suma, dinero que había solicitado en préstamo a un banco comunal, para adquirir mercadería.
En una de las puertas del parque Simón Bolívar se le acercó una mujer con acento serrano, quien le hizo ver que en el piso había una billetera y muy hábilmente logró hacerla caminar varias cuadras, hasta llegar a la calle Montalvo y Mejía donde se sentaron en la vereda.
La desconocida le propuso que abrieran la billetera que se había encontrado, pero en ese instante apareció un hombre, también con acento serrano, quien le dijo a la mujer desconocida que ella se le había robado la billetera.
La desconocida le arrojó a su cómplice unos billetes y salió a la carrera, el sujeto recogió la plata y también se fue. Ana al abrir su bolso se encontró con la ingrata sorpresa de que en vez de los dólares le habían dejado recortes de periódicos.