Sobre las apreciaciones que se han efectuado acerca del desarrollo del periodismo vale efectuar ciertas puntualizaciones, pues se estima que gradualmente el ejercicio de esta actividad ha perdido credibilidad en la opinión pública.
El papel del comunicador o periodista es procurar establecer verdades, realidades, para llegar al bienestar común.
La comunicación social es una ciencia que se basa en cualidades que, como otras, nace con el individuo, crece y se desarrolla en la medida que las oportunidades se lo permitan.
En ella influye la educación, la cultura, la ética, la moral y la urbanidad; la capacidad de discernir entre lo bueno y lo malo, para el logro de la paz y el progreso sociales o para el establecimiento del descalabro total.
El periodista no es la estrella del camino a la felicidad, el periodismo es el facilitador de las acciones de quienes están en capacidad de hacerlo.
Su deber es resaltar la humildad y combatir la fatuidad; porque el humilde labora para enaltecer, mientras el fatuo acecha para denigrar.
Lamentablemente se ha confundido la libertad de expresión con el libertinaje de la exageración, pues existe quienes difícilmente entienden la diferencia. Ni el inalienable derecho del pueblo a expresar sus verdades, ni el delicado ejercicio profesional de la comunicación social pueden ni deber ser medios para denigrar.
Porque hay quienes insultan con osadía, desafiantes, escudándose en aquel membrete de periodista que degradan con su accionar.
Periodismo no es solo salir a la calle y recoger noticias, entrevistar y publicar lo que se dice.
No es la acción mecánica del cartero de llevar y traer mensajes, ni del recadero. Menos exhibir una credencial.
El periodista debe estar consciente que la sociedad requiere del encauzamiento ético de quienes forman su conglomerado para que pueda ser eso: sociedad.
Y para ello no es suficiente la voluntad; es imprescindible la ecuanimidad, la estabilidad y el equilibrio emocional, una investigación profunda de los hechos así como una gran responsabilidad con la humanidad a la que se debe, con el deber de colaborar para que el país camine hacia sendero del desarrollo.
Por la vía de la inconsecuencia podemos hacer una labor de esterilidad periodística empujando a la colectividad hacia la inconciencia, hacia el ostracismo, hacia el estancamiento como personas y colectividad.
Vale, entonces, un llamado a la meditación para informar con responsabilidad, evitando prejuicios que causen desafueros.
Ser duro con lo inmoral y justo con lo legal.
La apreciación hacia la prensa siempre partirá de la moralidad y honestidad con que se desarrolle; de la valentía con que enfrente al crimen, al vicio y a la corrupción, al igual que de la entereza con que admita sus errores.
Compartir en Facebook
- ¿Qué te pareció la noticia?
- Buena
- Regular
- Mala