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Rubén Darío Buitrón
Medios, mitos y realidad

Que los medios de comunicación privados tienen que ganar dinero es una verdad incontrastable. Pero también lo es que ese dinero, prestigio y poder sólo tienen sentido social si se convierten en vehículos de servicio al bien común.

Sábado 03 Noviembre 2007 | 19:59

Lo dijo en Loja, durante el reciente Congreso Latinoamericano de Comunicación, la filósofa, pedagoga y comunicadora española Adela Cortina. Para ella, el desafío de los medios es generar opinión pública madura: sólo esa opinión pública produce ciudadanos y pueblo. Ciudadanos y no vasallos. Pueblo y no masa. Ciudadanos que piensen, reflexionen, sientan, elaboren tesis y visiones propias de la realidad y, por tanto, opciones concretas para cambiar la realidad desde un proyecto ciudadano de largo plazo y no desde el poder político coyuntural. La pedagoga fue explícita: “Si en una sociedad sólo existen vasallos y masa puede gobernarlos cualquier caudillo y manipulador. La masa es vulnerable y peligrosa porque en ella no hay ciudadanos que piensen, deliberan y critiquen sino vasallos que obedecen”. ¿Cómo aportar desde los medios a construir ese ciudadano? Adela Cortina propone derrumbar los mitos que han hecho daño a los medios y, en consecuencia, a la sociedad que recibe sus mensajes. Algunos de esos mitos: Los medios son independientes. No. Todo medio tiene una posición sobre la realidad. Lo importante, para el ciudadano, es que el medio se acerque a la realidad y la refleje de la manera más honesta posible. Los medios son imparciales. Imposible. ¿Imparciales frente a qué? Todo medio tiene un sesgo, una manera de asumir lo que ve y cuenta. La imparcialidad no existe, pero sí la exigencia ética de contrastar fuentes y poner en escena a todos los actores del hecho. Los medios son formadores de opinión. De acuerdo, pero si son responsables deben abrir sus espacios a quienes sean capaces de presentar opiniones de calidad, tesis y propuestas sustentadas. Los medios defienden la libertad de expresión. De acuerdo, pero su obligación es abrir el abanico de voces. Deben ser espacio de reflexión y deliberación social, por tanto les corresponde potenciar no sólo la expresión de sus columnistas y periodistas, sino de todos los ciudadanos. De hecho, en algunos diarios las opiniones más inteligentes no encontramos en las columnas sino en las cartas de los lectores. Los medios reflejan la realidad. Sí, pero una porción de la realidad y según lo que el medio cree que es la realidad. Hay que salir a la calle, asumir una actitud de sensibilidad y aprehender mejor la realidad. Los medios interpretan a la gente. Vivimos el siglo de los afectados, marginados, excluidos, silenciados. Son ellos quienes deben contar sus historias. Los comentaristas y analistas pueden aportar entendimiento teórico, pero la realidad sólo pueden expresarla los propios afectados. ¿Cuánto nos falta a los periodistas ecuatorianos para llegar a ese nivel mediático y ciudadano? No lo sé. Pero hay que empezar a caminar hacia allá en sintonía con la gente común, con sus necesidades, urgencias, demandas, sueños y aspiraciones.
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