Y digo que no es aislado. Porque constantemente nuestros migrantes sufren humillaciones y vejámenes en la tierra del olé, en lo que son tratados de indios y sudacos tercermundistas, etc. Más allá que juzguen y condenen a este mariquita, el gobierno nacional ecuatoriano debe tomar medidas radicales para que nuestros emigrantes sean respetados en el extranjero y sus derechos permanezcan inalterables, porque de esta manera estaría precautelando la seguridad de estos hermanos que salieron del Ecuador buscando una vida mejor que la que ofrecía nuestro país. Hoy este acto de violencia nos llama a la reflexión para que se busque una solución efectiva para recuperar a ese gran número de ecuatorianos que creen que el bienestar económico está afuera. Señor presidente, convénzalos de que Ecuador ya es de todos, pero con fuentes de trabajo, sueldos justos, servicios básicos de primera, oportunidades para todos. Ese es el gran reto que debe asumir el gobierno, sólo así podrá usted decir, La Patria ya es nuestra.