La radio como medio de comunicación, no ha solicitado la partida de defunción, es que sencillamente existe con todos los honores, por eso su vigencia es innegable, comunicando al hombre que se encuentra en la vida rural con los sonidos de la civilización.
Los dos municipios de la ciudad de Arequipa, Perú, tienen a su disposición una radio que sirve de enlace entre la acción institucional y la comunidad, pero no sólo eso, permite a los ciudadanos participar en la labor de la institución y en la defensa de los intereses del conglomerado social. Es un criterio correcto, plenamente entendible, porque el municipio no empieza y termina en sus propios muros, sino que tiene como agente dinamizador a la comunidad, la cual, pagando los impuestos, se convierte en sostén de la columna vertebral del municipio.
En lo cultural, la radio cumple, a lo mejor, su principal papel. Existe en el municipio de Arequipa recursos humanos preparados para eventos culturales, especialmente para invitados nacionales y extranjeros.
Lo que busca el municipio de nuestros tiempos, es acercarse, mediante varias estrategias, a la comunidad, no sólo para dinamizarla, sino también para obtener de ella los aspectos más sobresalientes de la identidad regional. Este bello ejemplo sudamericano, bien vale subrayarlo para que los 22 municipios de la provincia de Manabí, se comuniquen permanentemente con los sectores rurales, por lo general postergados, a pesar que contribuyen al sostenimiento del Estado a través de la producción agrícola y de otras actividades.
En el caso concreto de Manabí, nuestros campesinos, a partir de las cuatro de la mañana, unen sus oídos a la radio para informarse de los principales acontecimientos, aunque sin ser actores directos. En la radio municipal, se fortalecería la relación entre campo y ciudad y viceversa, rompiendo de esta manera los antiguos muros de contención, los cuales han sido negativos para el desarrollo sistematizado y global del país.
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