La feria que realiza la Universidad Técnica de Manabí en homenaje a Portoviejo no debería realizarse. El rol de la universidad es más complejo, organizar ferias de ese tipo no es de su competencia, eso le toca a la Cámara de Comercio de Portoviejo. Si la idea original de la organización de la feria fue suplir una necesidad no cubierta de forma debida, por qué no redireccionar tal iniciativa: que trabajen en conjunto ambas instituciones. Si desea rendir un verdadero homenaje a la capital provincial, debe hacerlo enmarcado en su derrotero: elevando el potencial de enseñanza a sus educandos; dotando de herramientas modernas y obligar a escribir textos y artículos de corte científico a sus catedráticos; promoviendo encuentros intelectuales. Sólo así podrá avanzar al pináculo en el cual tiene que estar ubicada. El avance o retroceso de las ciudades está marcado por el nivel de cultura de su pueblo, por la sinergia que exista entre la universidad y los entes encargados del adelanto de las ciudades. Urge que replantee conceptos, para bajar los índices de desempleo de egresados y profesionales, paradójicamente, en ciudades donde la participación del capital intelectual para contribuir a resolver problemas irresolutos de larga data se hace imprescindible. El aporte a la sociedad tiene que estar enmarcado por la contribución al desarrollo en planteamientos concretos. Portoviejo necesita más hospitales: hospital psiquiátrico, del niño, de infectología; si el costo total de la feria se coloca en una cuenta especial como fondo, más el pedido al estado nacional para financiar mediante préstamo o desembolso especial, la iniciación de la construcción, se haría en un tiempo récord, por la importancia de la obra y por la necesidad imperiosa para el colectivo local y provincial. Se hace necesaria la edificación de un hospital universitario moderno que sirva para que haya una atención digna, con equipos de primer orden, funcional, para que el trato paciente-médico-enfermera sea cálido, humano; a la vez que sirva a los alumnos y docentes como centro de investigación. Y lo más importante, sin sindicatos. En este mismo contexto, apena que a los estudiantes del séptimo año de medicina e incluso a los médicos residentes los denominen “practicantes”; apena que estudiantes de medicina paralicen la atención del nosocomio general. Les toca a las autoridades universitarias correspondientes corregir este tipo de falencias. Seguimos avanzando tiene que ser una constante en la labor fructífera de toda persona e institución. Es un lema que dice mucho, que engloba inteligencia, disciplina, liderazgo. Cualidades inmarcesibles en quienes dirigen un centro de estudio superior.