Actualizado hace: 935 días 10 horas 31 minutos
Denis Chávez Toro*
Los problemas nutricionales

Los estándares de desnutrición infantil y anemia por deficiencia de hierro son muy elevados en la población, por ello a través de fundaciones, ONG y el estado ecuatoriano se obtienen ingentes recursos económicos para enfrentarla, ante la pobreza del humilde ecuatoriano que se desenvuelve en situaciones precarias de saneamiento ambiental y está expuesto a enfermarse más recurrentemente. Programas de complementación y suplementación alimentaria y de micronutrientes dirigido a niños y embarazadas, apuntan al mejoramiento del estado nutricional de los infantes y otros grupos considerados de riesgo. Es muy real que la población recibe con beneplácito este apoyo alimenticio nutricional a través de los diferentes ministerios de Estado (Bienestar Social, Salud y Educación), pero existe un componente en estos programas que las instituciones públicas y/o privadas no están priorizando y fortaleciendo de manera continua: es la educación nutricional integral como un factor decisivo a mediano y largo plazo en la sustentación del conocimiento sobre el consumo de alimentos saludables y el cambio multiplicador de conductas alimenticias inadecuadas, lo que se realiza con muchas limitaciones y en forma escasa, debiendo ser ineludible el instruir permanentemente a todas las familias, niños, adolescentes, embarazadas, madres lactantes, ancianos y la población en general, sean beneficiarias o no de los programas de suplementación alimentaria.

Jueves 25 Octubre 2007 | 21:27

Los problemas de MAL NUTRICIÓN (alimentación inadecuada por excesos o déficit de ingesta de alimentos) aumentan cada vez más y no se enmarcan solamente en los problemas de bajo peso o desnutrición y anemia. El no saber alimentarnos nos enferma y acorta nuestra expectativa de años por vivir. La obesidad infantil y del adulto, la diabetes, la hipertensión arterial, los problemas circulatorios, los infartos del corazón, las enfermedades renales, las bajas defensas orgánicas, el cáncer, endurecimiento y estenosis arterial, la desnutrición infantil, la anemia nutricional, hiperlipidemias (colesterol y triglicéridos elevados), los accidentes cerebro vasculares y muchas enfermedades más, todas ellas ciertamente relacionadas con el no saber alimentarnos y nuestro estilo de vida insano. En Ecuador el 14 por ciento de escolares tiene sobrepeso y en adolescentes aumenta a un 22 por ciento. No controlamos la desnutrición y la salud pública se torna ciega, sin implementar acciones programáticas ante la evidente escalada de población obesa (niños y adultos), diabéticos, hipertensos, etc. Es innegable, es hora que el Estado ecuatoriano piense en hacer concurrir a los profesionales nutricionistas como parte integral del equipo de salubristas, e iniciar incluyendo la presencia de ellos en el cumplimiento de su AÑO RURAL DE SALUD, así como también integrarlos al sistema formal de la educación, buscando objetivos de cambio a corto, mediano y largo plazo. Lastimosamente, a pesar que todos conocemos la fuerte relación que tiene una buena alimentación y nutrición con la salud, el profesional especializado (nutricionista) para enfrentar directamente esta problemática no tiene el espacio laboral que merece y debe tener en el Ecuador, al igual que en otros países de Latinoamérica y el mundo. * Presidente del Colegio de Nutricionistas de Manabí
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