El más claro ejemplo de ineficacia, lo constituye el trasvase del río Daule a la presa Chongón y de allí a otras obras de contención y riego, con capacidad de abarcar alrededor de 40.000 hectáreas con buen nivel para desarrollar cultivos en el área de frutales y hortalizas, para consumo local y para la exportación, no se diga las obras inconclusas de la provincia de Manabí, con mejores condiciones de suelo y con planes más avanzados. Las plantaciones de aguacate, banano, plátano y cacao peninsulares son la mejor demostración.
Traemos al análisis este tema, influenciados por el éxito alcanzado por nuestro vecino Perú, que en condiciones menos favorables, exhibe realizaciones extraordinarias como es el caso del denominado Proyecto de Irrigación Olmos, que es como decir 23.000 hectáreas en plena producción de arándano, aguacate, caña de azúcar y uva de mesa, a lo que se suma espárragos, limón y pimientos; se avanzan además evaluaciones para promover estevia, el famoso edulcurante natural de inmensa aceptación.
La inversión de las empresas privadas en el proyecto de Irrigación Olmos (Lambayeque) suma más de 1.900 millones de dólares, de los cuales cerca del 41% se dio en activos biológicos (plantas y sembríos) y 23% se orientó hacia riego, lleva en operación cinco años. Ocurre que los suelos de ese sector de Perú son los que llaman “eriales de agua” o lo que por nuestro medio serían rastrojos o terrenos con vegetación sin siembras comerciales, con la diferencia que los de acá son virtuosos por su mayor fertilidad.
Ecuador tiene más posibilidades de ejecutar planes agrícolas ambiciosos, con alta capacidad para crear trabajo digno, para hombres y mujeres, lo que ha faltado es voluntad política para aprovechar los esquemas existentes y concluirlos, pasando los sucesivos gobiernos sin que se haya demostrado una decisión de atender lo que merece la agricultura. ¡Allí está el empleo que tanto se ofrece!