En este campo, Ecuador está mal situado. Los rankings de organismos internacionales lo sitúan por debajo de la media en competitividad, con alto nivel de corrupción y bajo nivel de vida de la población.

¿Cómo puede ser competitivo un país que tiene leyes tributarias y laborales duras, en las que el emprendedor o empresario lleva las de perder en la mayoría de los casos? ¿O donde la corrupción contamina todo el sistema, incluidos los procesos productivos?

Es vital que para salir de la crisis, se tomen medidas que vayan más allá de incentivos tributarios o de la repartición de bonos a la población. Lo que se necesita es que se creen leyes menos duras que permitan la flexibilidad en el campo laboral, que el Estado deje de competir con la empresa privada, que las entidades tributarias dejen de perseguir a quienes invierten.

Si no hay cambios, el país no va a salir con facilidad de esta crisis. El proceso será más lento y complejo. Y quien llevará la mayor parte de la carga será la población.