Crece la preocupación entre los ciudadanos por la percepción de un crecimiento de la criminalidad en el país y Manabí.
En las últimas semanas se han registrado varios hechos delictivos que demuestran que hay un crecimiento en frecuencia, audacia y violencia. Es preciso que el Estado trabaje en la solución de los complejos problemas sanitarios y económicos que generan desempleo, y hacen que esta realidad sea más compleja y peligrosa.
Pero, paralelamente, se requiere más prevención, trabajo investigativo para desarticular bandas, e incluso anticiparse al crimen organizado. También es necesario que se incrementen los patrullajes para monitorear las diferentes zonas y entregar seguridad a los ciudadanos.
Para hacer esto y mucho más se necesitan recursos y hay que dárselos a la Policía. Hace falta equipamiento y actualización, pero además, un incremento de personal.
Y aunque suene repetitivo, es necesario el respaldo de la Fiscalía y el Sistema Judicial para apresar a los sujetos peligrosos con sanciones fuertes, ejemplarizadoras y justas. Y allí nace otro problema que debe ser atendido con urgencia: la realidad del sistema de rehabilitación social. Las cárceles no prestan ninguna garantía para la recuperación de las personas, y más bien desde allí operan, que complican el panorama.
Si no se hace algo rápido y de forma contundente, el país y los ecuatorianos la pagarán con creces.