También hemos de recordar cuando con una sola mirada, nuestras mamás nos anunciaban lo que se nos venía en casa, seguramente por habernos portados “malcriados” en casa ajena… y ni qué decir para cuando de la escuela el profesor llamaba a nuestras mamás por un tema de rendimiento o conducta. Claro está que esta manera acertada de corrección, siempre venía acompañada de la frase “todo lo que hago es por tu bien, y que algún día me lo agradecerás”.

Hoy en día que observo los videos en donde cientos de jóvenes han celebrado eufóricamente el feriado de carnaval, sin el más mínimo sentido de responsabilidad social – familiar; con una actitud de total falta de solidaridad ante la crisis sanitaria que experimenta el país, estoy seguro de que quienes tuvimos “la bendición” de ser criados bajo el “NO” de mamá, sólo podemos darles las gracias por haber interiorizado en nosotros, lo que implica ser solidario, prudente, y responsable.

Pero así mismo me pregunto: ¿en qué momento, el corregir a un niño pasó de ser un acto de responsabilidad a convertirse en un acto de violación a los derechos humanos? ¿En qué momento, un “NO con firmeza” se convirtió en un “NO tibio” por temor a la reacción del “bebé”? ¿En qué momento, el profesor de escuela perdió su derecho de poner una baja calificación, por evitar llegar a perder su trabajo? 

Tal como lo manifesté a través de uno de mis editoriales anteriores, es imperioso que tanto los gobiernos de turno, como padres y maestros, trabajemos juntos con una planificación a largo plazo, orientada a nuevamente inculcar valores de honestidad, cordialidad, responsabilidad, solidaridad y otros, en los ciudadanos desde los primeros años de infancia. La corrección moderada de los padres, no debe ser considerada como un acto que atenta contra los derechos humanos, ni tampoco como una forma de crianza “fuera de moda”. Es necesario que volvamos a los tiempos en el que el “NO” de mamá no era satanizado, al contrario, era necesario para contribuir con la entrega de una generación de hombres y mujeres de bien a la sociedad.

Ciertamente que en este “mundo moderno”, en el cual convivimos con una infinidad de creencias, será difícil volver al “NO” de mamá; pero, para los padres quienes puedan hacerlo… ¡háganlo!; estoy seguro de que tanto sus hijos como la sociedad se los agradecerán eternamente.