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Cinco epidemias contra la verdad

Lunes 25 Enero 2021 | 10:44

 El coronavirus se constituye en un problema para el periodismo y la búsqueda de la verdad. Es una amenaza para la salud y vida de los comunicadores, pero, además, las medidas que buscan contrarrestar la enfermedad son una barrera adicional para acceder a fuentes confiables y para verificar muchos hechos.

Esto, además, perjudica la economía de periodistas que laboran de forma independiente, asociados o con emprendimientos propios; y claro, también impacta las finanzas de los medios públicos y privados. Como consecuencia, se pierden plazas de trabajo o disminuyen los ingresos de algunos comunicadores. 
Pero, a la mortal pandemia de la covid-19, se suman otras plagas que también afectan a la búsqueda de la verdad.
La segunda es la “Infodemia”; es decir, la excesiva cantidad de información que intoxica, confunde e incluso enferma a muchos. En esta crisis, algunos se “desconectaron” para buscar salud mental. 
Esa sobreoferta de contenidos en los dispositivos electrónicos y el aumento cuantitativo de la conectividad, facilitan la circulación de “versiones” no verificadas, y allí, crece (no aparece) la tercera pandemia que afecta a la información; las ‘Fake news’, o noticias falsas. La Organización Mundial de la Salud dice que estos demonios de la mentira, en muchos casos, ponen en riesgo la salud de las personas que, con información sin fundamento, toman decisiones equivocadas.
La “guillotina política” es la cuarta amenaza. El poder político de izquierda, centro y derecha libra una encarnizada lucha por tomarse la narrativa en beneficio de intereses propios o viejos resentimientos. Hay campañas permanentes para desprestigiar y minar el principal activo de la prensa: la credibilidad.
El quinto elemento es la “Pirexia Press” o fiebre de medios digitales. La proliferación de marcas periodísticas democratiza las miradas y con ello llegan firmas serias, creativas y con visiones alternativas que enriquecen la oferta; pero, también, portales con objetivos políticos, que se disfrazan de periodísticos. En la búsqueda de un like, incluso nacen estructuras sin filtros rigurosos de verificación y sin cabezas visibles de responsabilidad. En ese ambiente, parte de la población no alcanza a diferenciar entre unos y otros, y crece un nuevo riesgo para el prestigio del periodismo.
¿Hay cura para estos males? 
Sí. El único antídoto fue y sigue siendo el buen periodismo. Y da resultados. 
El consumo de medios tradicionales comienza a recuperar terreno en varias zonas y aumenta drásticamente el de los medios digitales cobijados por marcas robustas, reconocidas, con credibilidad y con solidez ética. La gente necesita noticias verificadas. Hoy, la buena información y los medios confiables tienen más valor.
 
Jaime Ugalde Moreira
@UgaldeTV
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