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Juego de honor

Martes 19 Enero 2021 | 10:27

 Estrenándome como ciudadana ecuatoriana al cumplir mis primeros 18 años, con el corazón ardiente y la mente lúcida, entrego este mensaje relacionado con la película “Juego de honor”, protagonizada por Samuel L. Jackson, quien encarna al entrenador de baloncesto Ken Carter, responsable de dirigir al equipo de una de las escuelas más pobres y difíciles de Los Ángeles, lidiando con jóvenes de calificaciones bajas y actitud limitada frente a la vida. Pese a ello, el instructor ve potencial en sus dirigidos no solo en lo atlético sino también en las oportunidades para mejorar como personas. 

Los estudiantes firman un convenio responsabilizándose de obtener promedio académico mínimo de 7, caso contrario serían retirados del equipo. Entre idas y vueltas, los muchachos triunfan en el básquetbol y como ciudadanos de bien, venciendo sus propios miedos y fortaleciendo sus ansias de progresar. El entrenador demuestra las características de un líder al no tomar camino fácil para satisfacer su bienestar, fue un verdadero guía predicando con el ejemplo para encaminar al grupo a conseguir sus objetivos honestamente sin causar daños colaterales. Saliendo victoriosos de este juego de honor. 
Un líder debe ser un individuo íntegro y valiente que tome decisiones que favorezcan a todos. Pero yo pregunto: ¿De qué sirve tener una persona o un grupo con esas cualidades y aptitudes si la gente a guiar no quiere cambiar su forma de vivir individual y colectiva?  Debe haber conexión de valores entre quien marca el camino, sus seguidores y las herramientas para el cambio de una sociedad que en verdad quiera romper su comodidad y rutina. Es necesario asumir culpas y reconocer los errores. 
Hoy en Ecuador y en el mundo, jóvenes y adultos debemos actuar con fe para regenerar la situación del país y el planeta. Ser visionarios con expectativas nobles para construir un mejor futuro. 
Les hago este llamado para ser genuinos agentes de cambio, mujeres y hombres guerreros y empoderados de los recursos que poseemos. No hay pastor si no existen feligreses que cuidar. No habrá buen presidente, legisladores y demás autoridades si no hay ecuatorianos con ganas de salir adelante y triunfalistas para progresar. 
El insigne Nelson Mandela lo dijo: “Es mejor liderar desde atrás y poner a otros al frente, especialmente cuando las cosas van bien. En cambio, debes tomar la primera línea cuando hay peligro. Es entonces cuando la gente apreciará tu liderazgo”.
Y tú, ¿te animas a cambiar?
 
María Emilia Hernández Palacios
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