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Benevolencia, no violencia

Martes 17 Noviembre 2020 | 07:00

Si dedica mucho tiempo a leer y ver las noticias, probablemente parece que el mundo está estallando en crimen, corrupción, violencia, enfermedad, crueldad, injusticia,  discriminación y odio. Si estudia la historia parece una serie interminable de invasiones, guerras, plagas, revoluciones, asesinatos, genocidios, imperios construidos y destruidos. A veces me temo que esto significa que la humanidad tiene defectos fatales y estamos condenados a destruirnos a nosotros mismos, siendo las únicas preguntas cómo y cuándo.

En otras ocasiones la humanidad, individualmente o en grupos, ha trascendido sus instintos más básicos y logrado proezas de belleza e ingenio que aturden la mente y atestiguan la chispa divina que existe dentro de cada ser humano y que puede expresarse en explosiones de creatividad y genio. Dentro de nosotros reside el potencial para superar la codicia, envidia, violencia, odio y opresión.
Uno de los problemas es que las malas noticias venden. Muchos medios periodísticos, como el que usted está leyendo, se esmeran por cubrir noticias positivas sobre personas que luchan por el progreso de sus comunidades, pero en una carretera la gente notará el espantoso accidente en vez de los brillantes girasoles plantados por escolares a un lado de la vía.
Aunque no se difunde en las noticias o los libros de historia, a diario el mundo es testigo de innumerables ejemplos de abnegación, bondad, compasión, sacrificio y servicio que dan fe de la capacidad humana para la benevolencia y el amor. Personas entregándose, sin interés, publicidad, obligación o rédito propio; cuidando a los enfermos, protegiendo a los indefensos, dando comida a los hambrientos y esperanza a los desesperados. Esparcidos por el mundo hay una legión de verdaderos santos o bodhisattvas (iluminados) evitando la fama o la fortuna y desconocidos fuera de sus aldeas o vecindarios. 
A veces, para responder a la eterna pregunta “¿Para qué existimos?” me imagino que la especie humana está siendo examinada y juzgada, ya sea por un Dios decepcionado y considerando otro diluvio bíblico, o por una unión de inteligencias intergalácticas que intentan decidir si somos una raza joven prometedora aunque problemática, o un virus que necesita ser exterminado, y que el total acumulado de buenas acciones humanas frente a las malas está exactamente emparejado. Lo que significa que mi próxima decisión entre el bien o el mal, podría definir el destino de la raza humana.
Un tanto egoísta, pero creo que al final seremos juzgados por las decisiones tomadas en nuestras vidas, independientemente de quién sostenga la balanza celestial. El desafío es crear un sistema que busque, recompense y valore a personas decentes, honestas y humildes en lugar del sistema actual, que atrae y recompensa a monstruos desalmados hambrientos de poder de todas las tendencias políticas.
 
Michael Frederic Feldman
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