El estatuto y reglamento de la fundación no permiten la injerencia política ni financiera de otras personas que pudieran comprometer sus bienes, tal como ha sucedido con otros clubes del país y del mundo, donde por deudas no satisfechas exjugadores, entrenadores o bancos han embargado los estadios, muebles, y enseres afectando a esas instituciones. Esto jamás ocurrirá con los bienes de la fundación Liga Deportiva Universitaria.

Esta bendita e histórica idea surgió de la Asamblea General en la sala de prensa de Medios Ediasa, participando Eduardo Mantuano (director deportivo actual), Edison Cevallos M., Félix Varas (primer presidente), Alejandro Aguayo (presidente actual), Pedro Zambrano Lapenta, David Vélez, Washington Fernández, Eury Macías, Héctor Macías, Lauro Fernández C., Lauro Fernández L., Julio Hernández Luna, Enrique Zambrano, Ramón Ormaza S., Oscar Mendoza, Guillermo Celi, Clemente Vásquez G., Gonzalo Zambrano, Gustavo Briones, Jorge Gutiérrez Soto,  Carlos Hernández Cedeño, Jorge Vera Intriago, Vicente Mendoza, Pedro Renella, Erwin Valdiviezo, Agustín Casanova Cedeño, entre otros caballeros. Hoy don Víctor Macías es el comodatario.

Aprobado el estatuto lo legalizó el Ministerio de Educación. Guillermo Celi y Alan Miranda entregaron la maqueta del complejo deportivo ante autoridades e invitados especiales, con estadio para 15.500 espectadores, servicios básicos y cómodos; badén con áreas recreativas para niños y adultos, restaurante de primera clase, cancha alterna para entrenamientos del equipo principal y de las divisiones menores administradas por la fundación para crear el semillero o cantera generacional, evitando que ciertos dirigentes, managers o intermediarios se enriquezcan con los pases y traspasos de nuestras futuras estrellas, constituyendo el patrimonio humano del equipo profesional de LDU de Portoviejo.

El Gobierno Nacional, el Consejo Provincial y el Concejo Cantonal deben respaldar estos proyectos, tal ya los tienen el Independiente del Valle en Ecuador y otros países del orbe. También lo merecemos.