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Eduardo Vallejo Alarcón
Desafiando al tiempo, sismos… y ladrones

Miércoles 28 Octubre 2020 | 04:00

 El día miércoles 21 de octubre, en una de las páginas de El Diario, tuve la oportunidad de leer un interesante artículo del señor Galo Mero, en donde se menciona la casa denominada Metalli, propiedad de la familia Vallejo Alarcón. Nuestra casa. 

Efectivamente, la casa fue construida por el presbítero Dr. Antonio Metalli, el cual –como se sabe– desde 1905 fue designado como Administrador Apostólico de la Diócesis de Portoviejo. El Dr. Metalli, entre otras cosas, empleó sus esfuerzos en la reconstrucción de la Catedral de Portoviejo, que en ese entonces solo quedaba a solo 2 cuadras y unos metros más de nuestra casa. Señalo esto porque pocos años después, algunos de los obreros y carpinteros que trabajaron en la Catedral construyeron la Casa Metalli.
Luego que monseñor Juan María Riera fuese nombrado tercer Obispo de Portoviejo, al no poder venir, nombra como su vicario al Dr. Metalli. 
Ahora bien, continuando con la historia. La señora Teresa Chacón Vda. de Metalli, madre del Dr. Antonio Metalli, compra en el año 1908 a la Sra. Jacinta Mendoza viuda de Barreiro un solar – con todas sus medidas-  con frente a la calle Del Orden, hoy calle Chile, solar en el que se construiría, posiblemente entre 1909 y 1910, la casa que subsiste hasta la actualidad. La casa fue construida para ser residencia de su madre, pero nunca pudo ser habitada por cuanto la Sra. Teresa  Chacón viuda de Metalli desistió de venir a Portoviejo.
Posteriormente fue comprada por mi bisabuelo, D. Francisco Serafín Solórzano, en el año 1913, según dice la escritura: “…vende perpetuamente al Sr. Serafín Solórzano, por el precio de seis mil  sucres que recibe de contado, una casa nueva de madera y zinc…”. Es decir, nuestra casa ha sido habitada únicamente por nuestra familia, y nuestra madre, la señora Elsa Alarcón de Vallejo, siempre permaneció allí, hasta su fallecimiento en el año 2005.  
La planta baja y el “chalet” fue vivienda y lugar de encuentro de toda la familia Vallejo Alarcón, y mi residencia en Portoviejo hasta antes del devastador sismo.
Nuestra casa desafió el tiempo, porque siempre vimos por ella; desafió también estoicamente los sismos e incendios de nuestra ciudad, pero no pudo con los ladrones, los cuales minutos después del sismo del 16 abril del 2016 comenzaron su saqueo y destrucción, dejándola inhabitable.
 
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