Si bien es cierto que Portoviejo obtuvo administrativamente su independencia, ya que aquí no existió movimiento alguno por tal hecho, siguió siendo pueblo aislado con dependencia administrativa y política de Guayaquil.

A pocos meses de la emancipación del 9 de octubre, Portoviejo respalda la decisión bolivariana de que Guayaquil pertenezca a Colombia, y en lo que se llamó “Acta de Portoviejo”, de fecha 16 de diciembre de 1821, expresó su adhesión a la Gran Colombia; en días siguientes se sumaron las poblaciones de Jipijapa, Montecristi y Paján. Tal decisión contraría a los peruanufilos de Guayaquil, que desearon truncar la adhesión con acciones militares que fueron evitadas por Bolívar y Sucre.

En armonía con la realidad sociopolítica, el 1 de enero de 1822 se realizó en Portoviejo el primer Concejo Cantonal, con la presencia de Diego Novoa, delegado del superior Gobierno de Guayaquil, en el que se eligió como alcalde a don Antonio Menéndez y, entre otras autoridades, a los regidores Andrés de Vera y Alexander Mendoza. Con antelación a lo narrado, se conformó el “Batallón Olmedo de los Decididos de Portoviejo” para defender a Guayaquil de las tropas reales; el 24 de mayo de 1822 también les tocó integrar el ejército de Sucre, que alcanzó la independencia del Distrito Sur en las faldas del Pichincha.

Otro acontecimiento importante fue el 25 de junio de 1824: el Congreso de Bogotá en la Primera Ley de División Territorial crea la provincia de Manabí y le da la jerarquía de Capital a Portoviejo, con sus cantones Jipijapa y Montecristi, además anexa a esta provincia los territorios de Canoa, que comprendían desde Bahía de Caráquez hasta Esmeraldas. Antes de Quito.

A pocos años de este suceso, el Distrito Sur se desmembró de la república bolivariana, por lo que los líderes de este Distrito, considerando el liderazgo regional de los párrocos de Portoviejo, Manuel Ribadeneira, y de Jipijapa, Calletano Ramírez y Fita, fueron convocados en representación de Manabí a la Constituyente de 1830 en Riobamba, donde nace Ecuador como una nueva república de América.

Todos estos hechos dan relevancia histórica a nuestra ciudad, lo que hoy más que nunca tenemos que valorar para salir adelante entre la deprimida situación de Ecuador y el mundo.