Actualizado hace: 930 días 23 horas 35 minutos
Jorge Eduardo Loor Zambrano
El silencio

El silencio trae serias implicaciones en el desarrollo de una sociedad. Una comunidad pasiva que no aporte con ideas, opiniones, emprendimientos e incluso exponiendo reclamos fundamentados estará condenada a no crecer de manera correcta y ordenada. Las autoridades también cometen errores, pero pocos saben reconocerlo y corregirlo.

Lunes 28 Septiembre 2020 | 04:00

El silencio es enemigo del desarrollo de una nación y los ciudadanos deben tomar conciencia de ello. Se ha perdido confianza en las instituciones del Estado que, debiendo ser servicios de excelencia y apoyo a la comunidad, se han convertido en verdaderas molestias e incluso en problemas.  
El silencio ciudadano se reconoce cuando  callamos ante estas molestias y problemas generados por el mal servicio y manejos indebidos de dineros públicos en obras no prioritarias, algunas con sobreprecios, mal construidas y hasta inconclusas. Observando que la mayoría de los ciudadanos guardan silencio para evitar retaliaciones de las autoridades de turno por el simple hecho que ostentan un poder, dejando así que solo unos pocos valientes reclamen por sus justos derechos y de los demás.
Guardar silencio familiar es otro enemigo de la sociedad, porque no se inculca valores humanos en los hijos, como el respeto, la honradez, responsabilidad, disciplina, integridad, etc.
Vemos cómo realmente el silencio constituye un grave problema social. ¿Qué podemos hacer? Pienso que mucho.
Por lo pronto debemos saber que toda  persona tiene un don, virtud o cualidad. ¿Cuál es el suyo? Una vez identificado, debe hacer de ello su ruta de vida  para alcanzar sus objetivos, que traigan  beneficio personal y colectivo, haciéndolo persona de éxito. En fin,  todos deberíamos tener en nuestra vida  un buen y sano propósito.
Una vez que conozca su  potencial humano, podrá hacer mucho bien en la colectividad y es justamente lo que se requiere en los actuales momentos. 
De ahí la importancia de que las personas se valoren y tomen buenas decisiones, no importa la edad, dónde se encuentre  o que actividad realice,  lo que interesa es su buen accionar. No debemos seguir diciendo: “Esto nunca va a cambiar”, porque realmente depende de nosotros el cambio que queremos para mejorar.
Recuerde, no guardar silencio, porque sus ideas y opiniones son tan  válidas que merecen ser escuchadas, posiblemente habrá alguien que  las recepte, procese y  ejecute. Con aquello habrá contribuido enormemente al desarrollo de una ciudad,  país y el mundo.
 
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