Una vez que el Gobierno ha anunciado el fin del estado de excepción y el traslado de la responsabilidad de control a los gobiernos municipales y provinciales, cobra mayor importancia la conciencia individual para evitar contagios.
Hasta ahora, los controles han respondido a directrices emanadas del COE nacional y su ejecutor ha sido el Gobierno nacional, a través de instituciones como la Policía, el Ejército, el Ministerio de Salud y los organismos de tránsito.
Pero en la situación financiera actual de los municipios, que pasarían a ser los ejecutores directos del control, el trabajo no será fácil mientras el Gobierno no transfiera los recursos a estos entes.
Tampoco será del todo útil si no se genera la suficiente conciencia en los ciudadanos para evitar la innecesaria y peligrosa exposición a contagios. Si con medidas extremas como toque de queda e intervención militar se ejecutaron innumerables intervenciones en áreas en las que se exponía a las personas al riesgo, es fácil imaginar lo que ocurrirá si los ciudadanos no reparan en la seriedad del problema y los entes encargados no tienen recursos suficientes.
Nadie como los municipios para conocer la realidad local. Pero, en verdad, sin el auxilio económico no será suficiente.
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