Actualizado hace: 931 días 20 horas 58 minutos
Fernando Pérez Suárez
Tristes, temerarios, angustiados y semáforos alcahuetes

Los manabitas estamos tristes porque el virus sigue con su cosecha de muerte, lacerando el alma de parientes y amigos que no pueden ver a sus deudos antes de ser sepultados. Nos llena de tristeza la noticia, ya frecuente, del galopante paso de la parca por nuestras ciudades.

Martes 09 Junio 2020 | 04:00

Estamos tristes porque sabemos que esto no terminará, que la inconsciencia de dejarnos de proteger hará que los muertos se multipliquen.
Lo temerario que nos caracterizaba al defender nuestro honor, nuestra tierra, nuestra heredad, ha dado paso a la temeridad de desoír a los expertos y nos embarcamos en la tarea de retar a duelo mortal a ese enemigo invisible que ha trastocado la existencia del planeta. Nos estamos confiando al relajarnos, dándonos libertades en el confinamiento que busca proteger la vida.
Nos parece muy lejana la experiencia de Alemania que abrió sus actividades y hubo un repunte muy peligroso de la COVID-19, generado en una iglesia de Fráncfort. Lo mismo ha ocurrido en Corea del Sur, donde se ha vuelto a implantar la cuarentena, con medidas más radicales, en la ciudad de Bucheon. Recordemos que más lejos está Wuhan, donde empezó toda esta historia.
Compartimos la angustia de ver cómo en la tragedia que nos desestabiliza, la miseria humana salta a la luz cuando en la Asamblea, ministerios, alcaldías, prefecturas y en instituciones como el Instituto Ecuatoriano de Seguridad Social se supermagnifican los precios para llenar el bolsillo de algunos miserables reconocidos y la justicia (¿?) vira la cara, al reconocer nombres de políticos que han implantado un pestilente círculo de poder y corrupción.
Nos angustia que a cuatro años del terremoto, Pedernales no tenga hospital a pesar de los miles de millones de dólares que llegaron para la emergencia, y Chone, Manta y Bahía sigan con estructuras de salud obsoletas. La soberbia y la codicia se han impuesto a la honradez. ¡Qué angustia, carajo, en tiempos de pandemia!
Y, por último, el Gobierno nos entrega un plan de semaforización alcahuete que logrará reactivar en algo la producción, pero el costo vital será demasiado alto. El rojo en el semáforo es señal de hacer un alto en su totalidad. Acá alargan el tiempo de actividad, se ha perdido el sentido del distanciamiento total, del buen uso de la mascarilla, los supermercados flexibilizaron los protocolos de acceso y en otros no existe. 
Esta alcahuetería nos traerá más muertos, repitiéndose el círculo que expresa el título de esta nota.
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