Actualizado hace: 929 días 22 horas 42 minutos
Galo Grijalva May
De la ficción a la realidad: coronavirus

El virus COVID-19, nos ha tomado a todos por sorpresa. Y es que nadie se esperaba que estuviéramos viviendo una de esas realidades distópicas que frecuentemente observamos en la cinematografía.

Viernes 22 Mayo 2020 | 04:00

En la actualidad, vivimos un aislamiento y distanciamiento social impulsado por las medidas y restricciones gubernamentales, entre ellas, los toques de queda, la suspensión laboral y los controles exacerbados efectuados en todas las ciudades. Esto, nos ha llevado a pasar gran parte de nuestro tiempo en casa. Es indiscutible que el mundo tal como lo conocemos nunca más será igual.
Saltan a la memoria tantas series televisivas y películas en donde se nos muestran mundos utópicos, y es que la ficción, lejos de ser fantasía, se convirtió en una realidad. La famosa serie animada “los supersónicos”, nos ilustra un poco al respecto, así, ya tenemos telemedicina, videoconferencias, clases virtuales, compras online con envío a la puerta de tu casa, es decir, cosas que creíamos anacrónicas a “estas alturas del partido”. No cabe duda que el mundo virtual, que aún veíamos con recelo, se convirtió en algo indispensable.
Tal parece que la era digital nos absorbió. Según Clarín, hay 4.540 millones de usuarios de Internet y 3.800 millones de usuarios de redes sociales. Esto refleja que el ámbito virtual ha modificado nuestros aspectos culturales, entre ellos, la forma de comunicarnos.
De todo esto, cabe rescatar las cosas positivas, tales como el acercamiento de las familias, el utilizar el máximo potencial que nos ofrece la tecnología, y el desarrollo de nuevos nichos económicos, y es que el ser humano se ha caracterizado a lo largo de la historia por ser innovador, para muestra de ello, vemos como se ha transformado nuestro “modus operandi” para llevar el sustento a los hogares y levantar la economía que yace agonizante.
Hoy, no es difícil compartir una comida con tus padres, incluso con tus abuelos en la misma mesa, y es que el ritmo de vida tan acelerado que llevábamos no nos permitía esta sinergia. El pan de cada día era ver hogares distanciados, falta de comunicación y de unión familiar. En tiempos de crisis humanitaria, hacemos un paréntesis para reflexionar sobre las cosas que verdaderamente importan en nuestras vidas. 
De algo estamos claros, no será ni la primera ni la última vez que el mundo vivirá una pandemia como esta, cabe entonces preguntarnos ¿estaremos preparados? 
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