El coronavirus todavía no tiene visos de alejarse de países que iniciaron antes, como Italia y España. En China, aunque no hay nuevos fallecimientos, las autoridades manejan con mucho cuidado la posibilidad de volver a la cotidianidad de antes de la pandemia.

La intención es salvar vida y las autoridades nacionales deben sopesar los efectos de las decisiones que puedan tomar.

Si se va a revisar las restricciones, tiene que hacérselo con mucho tino, manteniendo la advertencia de que los errores pueden significar riesgo para la propia vida y para la de los demás.

Si los toques de queda, las multas y hasta las amenazas de cárcel no han sido suficientes para que mucha gente se quede en casa, la flexibilización de las medidas podría llevar a un descontrol si las autoridades no logran que la población entienda que es por el bien común, pero también por la vida de cada persona.

La lucha contra el coronavirus es responsabilidad de todos, no solo de las autoridades. Si la población no pone de su parte, cualquier disposición gubernamental será insuficiente.