Desde antes de la pandemia del COVID-19, Mauricio Gonzales y su esposa vendían cada fin de semana comida con la promoción de “la mejor sazón del campo”, en un restaurante ubicado a la entrada del hipódromo de Chone. 

Sin embargo, con la emergencia sanitaria no les quedó otra opción que permanecer en casa y cuidar de que su familia no se enferme de coronavirus. 

Pero para no quedarse de brazos cruzados y ante el “no tengo mascarillas” que han escuchado decir en varias farmacias, optaron por elaborar sus propias mascarillas orgánicas a base de un fruto llamado “mate” cuyo nombre científico es crescentia cujete, el cual ha sido aprovechado desde los tiempos aborígenes para la elaboración de diferentes herramientas ancestrales. Gonzales indicó que en su sector hay mucho de este fruto y cuando acompañó a un amigo a un sembrío de maíz, encontró un tipo de mate pequeño que llevó a su casa. 

Luego de partirlos, sacarles la masa de adentro y desinfectarlos con cloro, consiguió una especie de elástico con el que hizo una mascarilla.

Mencionó que este fruto vale para muchas artesanías. 

Al no tener un trabajo porque el negocio de comida está cerrado,  dio paso a su creatividad para aprovechar lo que la naturaleza brinda a su alrededor. Señaló que ha regalado mascarillas a sus principales clientes y amigos más cercanos. 

Acotó que en estos momentos difíciles y de emergencia hay que ser solidario porque de alimentación Dios provee. 

“Hay que ser solidarios con lo que está sucediendo, no puedo vender estas mascarillas que son hechas con mates, frutos que crecen de manera libre en la zona rural, por eso espero que las demás personas puedan hacer lo mismo, sobre todo quienes no tienen cómo adquirir o comprar una mascarilla”, destacó.