La realidad es innegable, poco se ha hecho por el sector agropecuario del país y hoy más que nunca se valora lo producido en el campo, siendo vital para los citadinos. Recordándonos que sin campo no hay ciudad existente. Esto debe ser el punto de partida para la reconstrucción y reactivación de un nuevo Ecuador.
Nuestras regiones ecuatorianas son bendecidas por ser fértiles, lamentablemente los políticos de turno solo enfocan sus ojos y oídos en los sectores estratégicos tradicionales existentes como minería, petróleo, sin apoyar a sectores generadores de fuertes ingresos económicos tales como el agrícola, pecuario, turístico y jubilados extranjeros.
La inversión del Gobierno en el campo, con infraestructura tecnológica como drones, maquinarias, sistema de riego, paneles solares y servicios financieros, es fundamental para el empuje e impulso de la economía nacional.
Dada las cosas como están, espero aportar desde estas líneas con ideas que contribuyan a activar conciencia en la población y clase política, procurando mejores días en la sociedad.
Ante la emergencia sanitaria nuestro país se encuentra ocupado atendiendo los problemas ocasionados por el COVID-19, pero no se debe descuidar del plan económico para surgir ante esta crisis. ¿Pero qué más podemos hacer? Sugiero al presidente crear un equipo de notables ciudadanos, trabajadores, empresarios ad honórem que hayan aportado a la economía local, provincial y nacional con accionar exitoso en la agroexportación, agricultura, pecuaria, reforestación y pesca. Para que den las directrices pragmáticas necesarias e indispensables de un adecuado manejo de cómo, qué y cuándo producir en el campo, tomando en cuenta aspectos como las estaciones climáticas de nuestro país y las necesidades de los otros países del mundo de acuerdo a su estación, tornando a Ecuador en un agresivo exportador de alimentos.
¡El campo parece invisible, pero realmente está presente en cada bocado que nos mantiene vivos!