Ecuador, por su condición de país dolarizado, no tiene reservas monetarias y, por tanto, no posee la capacidad de emitir dinero. En estas condiciones, si no busca apoyo y alianzas con organismos internacionales, no tendrá una recuperación exitosa. 

Por el contrario, si decide avanzar por esfuerzo propio, el proceso se prevé lento y duro. Es posible que se recupere, sí, pero el costo será mucho mayor.

Además, la ocasión debería ser aprovechada para, con un liderazgo fuerte, dar un paso adelante para evolucionar en temas en los que el país muestra un evidente atraso que le resta competitividad. Las reformas al IESS, a las leyes laborales, a las inversiones y a impuestos como el de la salida de divisas y la sobrecarga arancelaria deben analizarse a la luz de las conveniencias del país en su conjunto.

La crisis puede ser tomada como una ocasión para que el país fortalezca su economía y recupere sus índices de competitividad. Desde luego, esto no puede conseguirse solamente con la fuerza local; es preciso que el Gobierno consiga alianzas y apoyo tanto de gobiernos como de organismos internacionales.