En una limitada comprensión de lo que significa, de ser pro vida no lucharían a favor de la criminalización de una mujer o niña víctima de violación, lucharían por asegurar una sociedad más justa, más equitativa, por la erradicar la pobreza y miseria, por generar condiciones económicas y materiales mínimas para satisfacer las necesidades elementales de la vida y asegurar una existencia en buena salud y felicidad de niños y niñas.
Vamos a hablar con cifras, Según la OMS en el mundo cada año mueren 47.000 mujeres durante abortos clandestinos. En Ecuador según informe del General Carlos Alulema, director nacional de la Policía Judicial, se registran 42 denuncias por violación o agresión sexual al día, de las cuales el 80% corresponde a casos de menores de 14 años de edad.
Entre el 2004 y 2014 se registraron 431.614 abortos. La tasa de aborto en promedio es de 115 por cada 1000 nacidos vivos.
Hay realidades fuera de las estadísticas oficiales, el Dr Esteban Ortiz señala: dos tipos de abortos (auto inducido o clandestinamente ocasionado) estos tienen tres posibles consecuencias. En la primera, la paciente aborta, sin complicaciones, sin acudir al médico y por ende sin registro oficial. En la segunda, la paciente aborta completa o incompletamente, se complica, acude al hospital (miente porque si no va presa) y egresa como aborto espontáneo, médicamente justificado, u otros tipos de embarazos que terminan en aborto, se registra y se oficializa. En la última, la mujer aborta completa o incompletamente, se complica, acude (o no acude) al hospital, muere en el intento, egresa como mortalidad materna, se registra.
Los abortos no son un asunto de legalidad o moralidad, sino un asunto de salud pública. La discusión debe girar en torno a cifras, evidencia científica, recomendaciones profesionales. La penalización no elimina el hecho de que los abortos se sigan efectuando, pero la despenalización garantiza que se efectúen por personal preparado y en condiciones adecuadas que permitan salvaguardar la vida e integridad de la mujer, niña víctima de violación.