El montaje de este tipo de estructuras es parte del proyecto ‘La Casa de mis Abuelos’, una iniciativa para recuperar las tradiciones afros y que es parte del proceso de etnoeducación. El objetivo es mostrar -principalmente- las formas de vida de los primeros afroesmeraldeños de la región y los utensilios que usaban para cocinar y realizar otras actividades cotidianas. 

 

Características.  Una de estas réplicas se montó en la Unidad Educativa León de Febres Cordero, en la parroquia rural Vuelta Larga, de Esmeraldas.  Ahí, las etnoeducadoras se organizaron y colocaron en el patio algunos de los utensilios de sus ancestros, como la plancha de carbón, máquina, fogón, ollas o peroletas, tazas y platos, entre otros. 

En el centro de la casa se recreó un fogón de leña, se puso carbón y plátano. 

En una de las paredes de latilla se ubicó una cama con madera rústica. 

Las sábanas que estaban sobre el lecho se hicieron con retazos de tela. 

También se pusieron un mate, una cachimba y un atado de tabaco. 

En la parte externa se ubicó una canoa o potro de madera, labrada por los ancestros, una catanga y la atarraya, ambos instrumentos son utilizados para pescar guañas, camarón de río y sabaletas. 

 

Finalidad.   La directora de este plantel, Esperanza Bermúdez, explica que todo lo que se recoge en ‘La Casa de mis Abuelos’ es parte del proceso de enseñanza en valores ancestrales. 

Para la antropóloga María Perea, esta es la mejor manera de transmitir el conocimiento a los niños sobre cómo vivían sus abuelos o bisabuelos en las casas que se levantaban en el campo.