La molestia radica en que no es posible que personas que no tienen nada que ver en el tema, ni son comerciantes o viven en la zona, se hayan tomado el nombre de Portoviejo para impedir y obstaculizar el trabajo del Plan Priza, que si bien es cierto ha sido más con prosa, es necesario que lo concluyan lo más pronto posible. 

Preocupa ahora que esos cinco días que no se trabajó en la obra lleguen a pasar factura al final, porque será el pretexto perfecto para que el contratista pida una ampliación del plazo. 

Ahora si, como portovejenses debemos estar expectantes de lo que ocurra, no permitir que jueguen con la ciudad y que de una vez entreguen la regeneración.

Aunque a algunos no les guste el diseño, creo que con estos cambios Portoviejo comenzará a parecer en realidad la capital de Manabí. 

No hay que resistirnos al cambio que proponen las autoridades. Que se dé espacio al peatón nos pone a la vanguardia con ciudades de primer mundo. Todo será cuestión de costumbre.