Actualizado hace: 937 días 8 horas 3 minutos
Solón Pinoargote Sánchez
¿Qué pasa en Ecuador?

Es comprensible que en materia política siempre existan dificultades y roces entre los sujetos activos de la política, puesto que a más de las diferencias del pensamiento filosófico, político y doctrinario que obviamente existen, es el fervor por la defensa y apasionamiento que se tiene por su tesis, estimándose como apropiado en estos casos usar la prudencia y debatir cada idea frente al conglomerado para que sea este al final del día quien lo califique y nos diga en definitiva lo que desea. Son gajes del oficio que, sin duda, representan un problema político sensible.

Domingo 11 Agosto 2019 | 04:00

¿Qué nos pasa en Ecuador? Es lo que nos preguntamos a diario, al abrir la prensa para informarnos sobre el acontecer nacional. Cada vez que recurrimos al Fondo Monetario Internacional es como tener a nuestras espaldas la “Espada de Damocles”, toda vez que su presencia siempre será despiadada y empobrecedora para el o los países que lo adoptan, corroborándose con ello que el actual régimen se encuentra más perdido que perro en procesión, o que Adán y Eva en el Día de las Madres.
De otra parte, olvidándose de los resultados de la última contienda electoral por la cual el pueblo ecuatoriano se pronunció, entre otros hechos, por la permanencia del Consejo de Participación Ciudadana y Control Social, y eligiendo como su presidente al sacerdote Carlos Tuárez, ahora como se les viene haciendo costumbre, las fuerzas desestabilizadoras que copan la Asamblea Nacional pretenden destituirlo, al igual que a otros miembros, por supuestos actos que a decir verdad, no encierran las gravedad del caso como para llevarlos a juicio político, y menos para destituirlos; dejándose de lado el juzgamiento de servidores que, calificados de estafadores, tramoyeros y traicioneros, siguen de plácemes en sus orgías sin que sientan el más mínimo respeto ni pudor ante quienes depositaron sus votos en muestra de confianza. Preguntémonos por qué razón no existe en cárceles ecuatorianas un solo miembro de la corrupta Odebrecht, cuando se supone, de derecho, que son los primeros delincuentes en Ecuador y el mundo que deberían estar tras rejas; y lo que es peor, están negociando volver a contratar en el país bajo la promesa de volverse buenos.
¿Acaso no es gravísimo el perjuicio ocasionado al Estado ecuatoriano al haberse condonado una millonaria deuda a morosos contumaces? Esto acarrea responsabilidad civil culposa en el ámbito administrativo, y de indagación previa a la acción penal. Aristóteles sostenía que la virtud siempre sale a la luz de la adversidad, y para que no se pueda abusar del poder, es preciso que el administrado tenga dignidad.
 
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