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¿Prueba de amor?
¿Prueba de amor?
Por: Childerico Cevallos
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Domingo 23 Junio 2019 | 04:00

Las intenciones del programa que una estación televisiva de alcance nacional desarrolla, con el anunciado fin de entregar una casa propia a parejas que mantienen unión marital, al parecer están siendo torpedeadas por la trama establecida como prueba para los participantes.

Personalmente percibo que los aspirantes, que esperan lograr el sueño de obtener tan importante premio, son obligados a realizar acciones y a responder preguntas que van contra el derecho a la intimidad de su hogar, así como a la condición de mujer y al respeto a su pareja. Eso como prueba de amor.
Incluso parecería que se buscara despertar morbo en la televidencia y en el público presente,  con inquietudes dirigidas a escarbar el comportamiento sexual de las parejas, su fidelidad conyugal y sus experiencias amorosas previas al compromiso con quienes viven actualmente.
Como si fuera poco, en una clase de ruleta viva los participantes son sometidos a mirar cómo besan o acarician a sus convivientes o a modelos contratados para el efecto, so pena de perder puntos, en evidente explotación que raya en el abuso y que denigra a la mujer.
Todo bajo la acuciosa vigilancia de un jurado, cuyo papel es analizar el comportamiento de las parejas para decidir las que pasan a la siguiente fase en la competición, pero incorporándose cómplicemente al proceso establecido.
Adicional, a pesar del alto grado de problemas sociales, emocionales, sentimentales, que surgen de las historias reveladas y que deberían ser tratados por expertos en sicología, sociología o ramas afines por el daño que pudiera causarse a la relación de la pareja, los jueces sobresalen exclusivamente como miembros de la farándula, con reacciones propias de su actividad.
En resumen, mi personal apreciación es que, aunque no sea el objetivo del programa, se hace una explotación humillante de una necesidad familiar, pues si bien se presenta como un reality show o un reality TV; y aunque se cuente con la anuencia y la colaboración de los participantes, no deja de ser un atropello a la correcta convivencia familiar.
Algo similar podría decir de un programa difundido en otro canal nacional, pero bajo responsabilidad de una empresa privada, en el que se promocionan los servicios, la metodología, la tecnología y la eficiencia de sus profesionales médicos, practicada en una persona necesitada de atención en su salud o presencia física.
Todo con la complacencia del beneficiado (a), porque se asume que la atención y todo el tratamiento a realizársele - de alto costo - le es completamente gratis.
Sin embargo, aquello se desdibuja cuando a la paciente se la muestra en paños menores, violentando su intimidad al hacer públicos su figura y rostro.
Mas, aclaro que lo comentado no tiene ninguna intención de dañar imagen alguna, ni se trata de complejo o disparos de idiosincrasia. Simplemente una apreciación de que debería haber autocontrol a lo que publicamos para evitar empujar el desgaste ético-moral que sufre aceleradamente la sociedad y que amenaza a la familia. Los invito a que miren los programas y emitan su propia conclusión.  
 
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