La Constitución establece el matrimonio como la unión entre hombre y mujer, bajo libre consentimiento y en igualdad de derechos, obligaciones y capacidad legal. Sin embargo, en el artículo que le sigue, reconoce la unión de hecho entre dos personas libres de vínculo matrimonial, sin especificar género.

El fallo de la Corte obligará, sin dudas, a cambiar el marco jurídico, pues da apertura al derecho de todas las personas a unirse en vínculo matrimonial, independientemente del género de la pareja.

Las estructuras sociales están en una evolución constante y el respeto a las libertades y los derechos conducen a cambios que, si bien pueden parecer forzados, obligan a la adaptación de la sociedad.

Sin embargo, asuntos de tanta trascendencia como este, que interfieren con los esquemas tradicionales, deben ser analizados y discutidos en profundidad, pues es innegable que son pasos decisivos y sin vuelta atrás, que deben llevar a analizar otras consecuencias como la adopción, la tenencia de los hijos en caso de separación, el divorcio y otros.

Para las reformas jurídicas, que incluyen a la Constitución, las autoridades deben dilucidar si se convoca a una consulta popular o si se lo hace directamente, en la Asamblea.

Por ahora, hay un fallo emitido y debe ser respetado. Pero el país tiene, también, el derecho a discutir el tema.