Tiene 72 años, pero desde niño sentía gusto por la música y fue eso que lo llevó a descubrir el talento que ahora expone en reuniones familiares. 

Macay explicó que la “curiosidad de muchacho me llevó a construir una especie de flauta con un canuto de caña”.

Así fue tomando uno que otro objeto entre sus manos y de todo quería hacer música. Hasta que un día tomó entre sus manos una hoja de un árbol llamado malagua, que en la actualidad está por desaparecer. 

Después buscó hojas similares hasta que dio con las de cítricos, pues sus hojas son fuertes y resisten la presión que se ejerce con la boca. Macay habita en el kilómetro 7 de la vía El Carmen–Pedernales, en el sitio Cohete. Aspira que su talento sea más conocido y sueña con estar en un escenario para deleitar al público con la peculiar manera de hacer música.