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Aplausos
Aplausos
Por: Pedro Vincent Bowen
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Domingo 14 Abril 2019 | 04:00

Aunque la tarea que debe cumplir desde Carondelet el presidente Lenín I está incompleta, lo que acaba de hacer con todos los riesgos y cuestionamientos (de afuera y de adentro) merece mis más sonoros aplausos.

Y es que al fin, hizo lo que debió hacer a partir del primer día en que tomó las riendas del actual Gobierno: sacar por las buenas o por las otras al apátrida Julian Assange de nuestra embajada en Londres, en la que fue introducido por “Inocencio” Correa en calidad de “asilado político”, cuya condición nunca tuvo.
No olvidemos por qué, cómo y de la mano de quiénes se introdujo en nuestra sede diplomática británica en el 2012 (hace siete años gozando de los privilegios que gozan los diplomáticos a un costo de $ 7 millones.)
¿Por qué? Huyendo de la justicia que lo perseguía desde Suecia por violación a tres mujeres en diferentes circunstancias. Prófugo de la Justicia inglesa que lo tenía en la mira para extraditarlo. Y por su vinculación con el hackeo (robo cibernético y difusión) de documentos diplomáticos y militares secretos utilizando una organización llamada WikiLeaks que vendía (y vende) este incandescente material a la prensa escandalosa del mundo.
¿Cómo? Por decisión del Gobierno de la “década robada” en compensación de “favores recibidos”, entre otros, no hacer públicos los contenidos de las computadoras del segundo de las FARC (a) Raúl Reyes (luego de su muerte en el bombardeo de la Operación Fénix el 1 de marzo de 2008 en el campamento clandestino de Angostura, territorio ecuatoriano) y del video en que el “Mono Jojoy”  jefe supremo de la guerrilla, confirma que la campaña de “Inocencio” Correa recibió unas platicas para su primera campaña presidencial (2006).  
¿De la mano de quiénes? La lista completa no se conocerá jamás. Pero (el infaltable), por lo menos  han sido identificados algunitos, entre los que  jugaron papeles estelares, como  Eduardo Mangas, ex guerrillero nicaragüense, asesor de Lenín II y esposo de María Fernanda Espinosa, excancilleresa y actual Presidenta de la Asamblea General de las Naciones Unidas. Y por supuesto, el canciller de entonces, Ricardo Patiño, famoso también por los “pativideos” y la “narcovalija diplomática”.
Y hablando de María Fernanda Espinosa, recién me entero de que no es ecuatoriana, sino española, nacida en Salamanca, España, el 7 de septiembre de 1964.
La historia del asilo de Assange no ha terminado. Solo concluyó el capítulo de su expulsión de nuestra embajada, en donde se había negado a cumplir los protocolos correspondientes a los asilos diplomáticos, entre los cuales se le prohibía tener mascotas, se le obligaba a bañarse, a solicitar permiso para recibir visitas femeninas nocturnas, a no recorrer en patineta los pasillos y a no utilizar sus excrementos para embadurnar las paredes de la sede diplomática.
Pendiente dejo el tema de la cédula falseta “ecuatoriana” y del sueco Ola Bini detenido por supuesto espionaje en complicidad con Julian Assange. 
 
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