Todo ocurrió cuando una llamada alertó al personal de la oficina central de la CTE en el cantón El Guabo, sobre un accidente entre dos vehículos.

Los agentes de la institución acudieron al llamado y en el lugar constataron que un auto se había chocado de frente con un autobús.

“El carro pequeño quedó totalmente destrozado”, dice Carlos mientras explica que dentro del automotor había cinco personas con sus cuerpos mutilados producto del impacto.

Recuerda que entre las víctimas había una chica de aproximadamente 17 años que aún estaba con vida y por reiteradas ocasiones pedía que la ayudaran; sin embargo, al poco tiempo falleció debido a la gravedad de sus heridas.  

Carlos indica que ver esa escena lo dejó en shock por varios segundos, hasta que se llenó de valor y procedió a ejecutar su labor de perito.

Otro de los casos que han marcado su vida en los casi cinco años de trabajar para la CTE se registró en la vía Portoviejo-Junín.

Narra que, asimismo, una llamada reportó el hallazgo de un cuerpo a un costado de la carretera.

Se trataba de un joven que había perdido pista y se accidentó en su motocicleta la noche anterior.

“El cuerpo amaneció debajo de la moto. Nadie se dio cuenta porque donde se registró es una zona oscura”, menciona Carlos.

Lo impactante de esta historia es que hasta el lugar llegó una paramédico a comprobar que el cuerpo estaba sin vida, sin embargo se llevó una gran sorpresa.

“Luego de comprobar el deceso la chica se fue, pero al poco tiempo regresó para ver bien el cuerpo. Es entonces que se dio cuenta de que el joven fallecido era su hermano”, cuenta Carlos, añadiendo que en ese momento se quedó sorprendido.