El cementerio se muestra desolado, hay uno que otro arbusto frondoso, aunque quienes sí llegan al sitio, y en horas de la noche, son varios jóvenes, pero no a rezar, sino a consumir sustancias prohibidas, afirman algunas personas. 

Una habitante de la calle Salustio Giler, que tiene su casa al frente del cementerio y prefirió omitir su identidad, indicó que el camposanto recibe poco mantenimiento, y eso genera la “visita de personas dedicadas a consumir drogas”. 

“En las noches, cuando estoy aquí en mi casa, llega ese olor, que hasta la cabeza me hace doler”, afirmó.

 

Serpientes. Con las lluvias, por la temporada invernal, la maleza ha ganado terreno, y como no hay un panteonero, nadie le da mantenimiento, aseguró la moradora. 

Expresó, además, que los cuerpos que ahí reposan tienen décadas sepultados y ya los familiares no los visitan con frecuencia.

“Hay ‘muertitos’ de más de 30 años, y nadie les prende una vela, y tampoco nadie limpia las tumbas”, acotó.

Marlene Mendoza, quien habita en el otro extremo del cementerio, por la calle Enrique Delgado, manifestó que hasta culebras salen del camposanto debido a la presencia de maleza. 

En fechas especiales como el Día de la Madre, Día del Padre o Día de los Fieles Difuntos es cuando el cementerio recibe limpieza, acotó Mendoza.