Pese a las gestiones que se realizan desde hace más de dos décadas y a que inicialmente hubo el compromiso de los municipios, los planes quedaron en una larga espera que terminó por diluir todas las intenciones.

Sería conveniente que se retomen, previo análisis y actualización, esas propuestas y se establezcan nuevos compromisos para aportar al fortalecimiento de la conurbación o mancomunidad urbana conformada por tres de los cantones manabitas con mayor potencialidad de crecimiento.

Por ejemplo, se puede trazar inicialmente una agenda básica que encamine el trabajo conjunto en áreas como tránsito, movilidad, disposición de desechos sólidos, camales, entre otros. Desde luego, se debe crear un ente que ejecute y controle el avance de los procesos que lleguen a establecerse.

Esta tarea les corresponde a las autoridades que están por posesionarse, con el fin de haya continuidad, al menos durante los años próximos. Lo importante es que se optimicen los recursos existentes y se creen mecanismos que aprovechen los puntos que pueden existir a favor en cada jurisdicción, y convertirlos en aportes comunes dirigidos a mejorar los servicios en la región, lo cual, sin dudas, beneficiará a los ciudadanos.