Si mañana la inversión privada no quiere venir a Manta será por la falta de seguridad jurídica que estamos mostrando. Ayer, al Mall del Pacífico se le armó un conflicto legal por la permuta de un terreno municipal. Luego, al hotel Oro Verde se le quiso prohibir construir en terrenos del antiguo Manabí Hotel. Hoy, una empresa privada no puede invertir su dinero en la regeneración del malecón de la playa El Murciélago porque Autoridad Portuaria y el municipio se disputan el área. Y ahora el alcalde electo, Agustín Intriago, ha sentenciado terminar los contratos con las empresas privadas Veolia y Transire. Con estos antecedentes y con el tiempo nadie se arriesgaría a invertir en Manta si no tenemos a futuro un cuerpo legislativo honesto, que no mire a la empresa privada como la oportunidad de chantajearla para enriquecerse. Mientras no cambiemos la cultura de creer que todo lo hecho por la autoridad de turno está mal porque no me cae bien o porque es mi enemigo político.