Actualizado hace: 937 días 11 horas 52 minutos
Los hilos de la madeja
Los hilos de la madeja
Por: Childerico Cevallos
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Domingo 07 Abril 2019 | 04:00

En plena efervescencia política derivada de las últimas elecciones, tratar los acontecimientos suscitados de los resultados del sufragio resulta obligatorio, en especial sobre los relacionados con Manabí.

Sin embargo, a las sorpresas políticas para unos y ratificaciones de tendencias para otros, se antepone una peligrosa realidad que muchos quieren ignorar escondiendo la cabeza bajo tierra, como el conocido plumífero.
La frustrada captura de una avioneta, que tomara como pista una vía de acceso a esa costosa explanada de los mil quinientos millones de dólares donde se levantaría la Refinería del Pacífico, inversión que se dice ha enriquecido a algunitos, llama a priorizar este tema por las repercusiones para la salud mental ciudadana y la estabilidad social del país.
Prioritario porque desde hace años Manabí ha sido considerado territorio especial para el ejercicio diabólico del narcotráfico. Los diferentes operativos que casi en seguidilla realizan los efectivos de la fuerza pública en el extenso territorio provincial así lo confirman.
El constante descubrimiento y quema de cultivos de plantas precursoras de sustancias alucinógenas, la captura de apreciables cantidades de droga ya elaborada, con distintivos de cárteles internacionales; la destrucción de laboratorios instalados de manera camuflada para la elaboración de la droga, la captura y decomiso de vehículos y custodios de su carga de veneno, señalan la intensa y constante actividad de la mafia criolla supeditada a la internacional.
Supeditada a la gran mafia internacional porque las cuantiosas cantidades de dinero que demanda la logística de este sucio pero tremendamente fructífero negocio, difícilmente pueden salir de bolsillos criollos.
La actividad del narcotráfico incursiona en tierra, mar y aire. Las playas manabitas son testigos mudos de la intensa actividad de los ABC de las drogas, corrompiendo a honestos pescadores que sucumben ante la atracción del dinero. Campos y carreteras sirven de asiento y de vías para el traslado de las drogas; y el espacio manabita de corredor de aeronaves al servicio del ingenio del mal.
En variadas ocasiones que hemos tratado el tema, la sugerencia surgida es instalar en Manabí un cuartel especial para el control, persecución y combate al narcotráfico.
Creo es hora de pensarlo un poco más, sobre todo recordando aquello que un extécnico del aeropuerto Reales Tamarindos de Portoviejo dijera, a propósito de la suspensión de este campo de aviación y la salida de la FOL (base gringa) de Manta –dos perlas negras del iluminado y prófugo Correa-, que existiría un corredor para vuelos nocturnos de avionetas, porque ya no hay vigilancia aérea en la zona.
Finalmente, el drama de El Aromo arroja muchas interrogantes. Si la intervención policial estaba preparada, ¿cómo es que no hay coordinación con la FAE o el Grupo Aéreo del Ejército (GAE). ¿Quién controla el espacio aéreo? ¿Deben volver los gringos?  ¿Hubo la tal avioneta?
“Algo huele mal en Dinamarca”, es una célebre frase en Hamlet, del universal Shakespeare.
 
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