Un familiar fue quien le dio a probar por primera vez, cuenta.
“Empecé con marihuana y luego con el polvo. Al consumir me hacía sentir liberado, alejado de los problemas, más alegre, más feliz”, relata el hombre de 30 años y padre de tres hijos menores de edad.
Confiesa que estuvo atrapado en la adicción ocho años y que durante ese tiempo hizo de todo para conseguir lo que según él era su felicidad.
“Las drogas hicieron que pierda a mi familia. Mi esposa decidió separarse por todos los problemas que conllevaban. Llegué hasta robar para consumir, porque quienes venden las drogas no fían. Sin embargo hace dos años y un poco más mi vida cambió. Sí se puede salir de ese mundo, que no es nada bueno. Ahora soy otra persona y he dejado atrás todo lo que pasó”, expresó “Steven”.
Un programa. David Aguirre, psicólogo clínico del Servicio Ambulatorio Intensivo del Centro de Salud Augusto Egas, explicó que desde hace tres años y medio se lleva adelante un programa para ayudar a personas que han caído en adicción a las drogas y alcohol.
Explicó que la asistencia integral que se brinda a los pacientes en recuperación es gratuita.
Quienes ingresan al programa primero se les hace una entrevista personal, se toman varios datos y se explica como funciona, detalló.
“Tenemos mujeres y hombres que asisten a las diferentes actividades que realizamos los lunes, miércoles y viernes, estas son terapias ocupacionales, psicología grupal y actividades deportivas”, asintió.
Iván Pinos, también psicólogo del programa, indicó que se debe trabajar en prevención en el entorno familiar, educativo y medios de comunicación.
“Steven” es usuario de este servicio y viaja tres veces por semana desde una parroquia rural para continuar con su recuperación y poder servir de una mejor manera a la sociedad.
Dice estar orgulloso del hombre que ahora es.
Policial. Iván Rodríguez, jefe de la Unidad Antinarcóticos de Santo Domingo, sostuvo que este vicio conlleva a cometer delitos como el asalto, robo, femicidio.
Indicó que en el cantón lo que más se consume es la marihuana, base de cocaína y clorhidrato de cocaína.
“Los microexpendedores venden desde un dólar en adelante, incluso a veces hacen combos, es decir colocan en fundas hasta siete sobres que son comercializados entre cinco, diez y doce dólares”, puntualizó.