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TEMA
Zonas de la droga

Parques y otras áreas de recreación son usados para vender droga.

Miércoles 27 Marzo 2019 | 11:00

Ana Delgado nunca ha probado drogas, pero aprendió a reconocer su olor porque cerca de su casa llegan a consumir. 
Vive a tres casas del mirador del barrio Perpetuo Socorro, una obra que antes de que la hicieran era un sueño para los vecinos, pero ahora ni siquiera dejan que sus hijos vayan al sitio. 
Para Ana y el resto de los habitantes la razón es esta: allí otras personas consumen drogas, y no quieren que sus pequeños vean esto como normal, dice. 
Desde afuera, y para quienes pasan por allí, todo parece normal: gente en las gradas y dos equipos disputando un partido en la cancha, pero en medio de todo hay drogas. A veces la consumen delante de todos o se esperan que el partido acabe. Nahín tiene 18 años, y cuenta que hace dos años probó por primera vez la marihuana, ahora consume cripy. Cuando sale de su casa, su familia sabe que va a hacer deporte, pero todos desconocen de su adicción. Cuenta que en la cancha suelen mezclarse los expendedores, y los que están en drogas los conocen. Ellos los proveen y luego se marchan.
A veces también les dan crédito, les fían. Algunas de las lámparas que están dañadas en el parque no son de casualidad, sino a propósito. Todo para que al caer la tarde, bajo la oscuridad, puedan consumir sin que las luces los expongan. Aunque en el barrio identifican con claridad a los jóvenes que están en drogas. 
Sonia Vera vive al otro lado de la ciudad, en la ciudadela La Lorena. Allí la situación no es muy distinta con el tema de drogas. Son chicos que llegan supuestamente a hacer deporte. 
Sin embargo, la droga siempre está presente; si no la consumen cuando llegan, los hacen momentos antes de marcharse. En este sector, Sonia y sus vecinas se niegan a que el espacio que soñaron y por el que trabajaron muchos años sea tomado por los consumidores. 
El parque lo consiguieron entre todas, caminando y gestionándolo al municipio.  De ellas, algunas vecinas ya no están físicamente. Sin embargo, las que quedan se encargan de vigilar para que todo marche con normalidad. Sonia indicó que hace meses tuvieron que tomar una decisión sobre el baño que hay en el parque. Lo estaban usando para consumir drogas y lo dejaban sucio y dañaban los implementos que había. 
No siempre es posible encargarse de todo. En ese momento les toca llamar a la Policía para que intervenga y ahuyente a las personas que están consumiendo droga o haciendo algún daño a las instalaciones. Pero aquello no es gratuito, porque se ganan enemigos y a veces son sus casas las que pagan los platos rotos. Les rayan las paredes y les lanzan piedras a los techos. Pero Sonia y sus vecinas no están dispuestas a dejarse vencer en una batalla que parece que nunca terminará. 
Para Javier Herrera, director de Seguridad Ciudadana, este problema no es desconocido, y para ello aplican varias técnicas, dice. Una de ellas es la conformación de comités barriales donde se escoge a una persona de cada cuadra del sector y que es capacitada por la Policía y Gestión de Riesgos. Para controlar lo que sucede en los espacios públicos, se sirven de las 380 cámaras que comprende el sistema “Ojos de Águila”. 
 
>ENCUESTA NACIONAL.  Una investigación realizada a estudiantes de entre 12 y 17 años, por el desaparecido Consejo Nacional de Estupefacientes (Consep), determinó que drogas como la cocaína son consumidas de forma experimental por el 1 % de estudiantes.
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