En este encuentro religioso se vio reflejada la identidad montuvia de la devoción por los santos, pues muchos de los asistentes se identifican con San José porque refleja su vida como ebanista y artesano de la madera, actividad que realizan muchas familias de la parroquia.

 

Tradición. La ceremonia se efectuó en la sede del Club San Lorenzo de Leonidas Plaza, como cada 19 de marzo.

Jonathan Martínez, párroco de Leonidas Plaza, fue el encargado de realizar la misa que motivó a seguir los pasos de Jesús, quien fue hijo putativo de José.

En su intervención el religioso animó a la unión familiar a la que siempre invocó José, quien “a pesar de no saber, creyó en las disposiciones celestiales”, dijo.

Terminada la misa, los asistentes se quedaron para compartir una cena de confraternidad.

Micaela Moncayo, devota de San José desde hace 40 años, detalló que el santo fue un hombre justo y fiel, tal como narra el Evangelio de Mateo. 

Dios lo escogió para ser el cuidador y protector la sagrada familia: su esposa María y a Jesús, el Hijo del Dios vivo, dijo. San José es también llamado el Santo del silencio, indicó, y por eso le guarda mucha devoción”. 

Moncayo añadió que San José estaba siempre al lado de Jesús y de María con mucha fe, lo que nos deja una gran enseñanza.

Luis Mejía, otro devoto, recordó que el santo preparó la cuna en aquel pobre establo en el que nació Jesús y puso a salvo a su familia en Egipto cuando fue necesario. Además se preocupó y salió en busca de Jesús cuando desapareció y lo hallaron en el templo a sus doce años. Estaba junto a él en su trabajo como carpintero, y junto con María le ayudó a crecer en sabiduría, edad y gracia. “Él tuvo muy buenas cualidades, entre ellas ser un artesano de la madera. Hasta en eso yo sigo sus pasos”, dijo Mejía, quien tiene un taller de ebanistería.