Cada año, decenas de personas de escasos recursos económicos, la mayoría menores de edad, se benefician de las operaciones de cirugía plástica que realizan en Manabí los médicos de la fundación Rostros Felices.

Los casos de labio leporino, consideran los médicos, se originan en el daño genético que causan ciertos factores, entre ellos el uso de herbicidas y pesticidas. Esto preocupa porque, siendo Manabí la provincia ecuatoriana que tiene la mayor superficie de labor agropecuaria, con 1’097.926 hectáreas, no hay una plena conciencia de los efectos secundarios de los agentes químicos que se usan en esta área.

Es urgente una campaña de concienciación y que se apliquen regulaciones a la utilización de tales productos.

La acción de los médicos y otros profesionales de la salud, encabezados por el cirujano plástico Jorge Palacios, que tres veces al año desarrollan campañas de operaciones en Manabí, merece el reconocimiento de la comunidad. Junto a ellos, entidades como el Club Rotario y las casas de salud que prestan sus espacios son dignas de aplaudir, así como la fundación La Tierra Habla, que facilita terapias de lenguaje para las personas operadas.

Pero, se insiste, el mal debe atacarse en sus raíces, y los médicos han detectado cuál es uno de esos orígenes.